Aspiras mi desahucio sin venganza
al verme amenazado por mi sombra,
no disimules, soy yo quien te
nombra,
pero eres tú quien truca la
balanza.
Y si no acepté tu última llamada
fue por no declararte mi lamento,
por no fingir el entretenimiento
en el que huimos para no decir
nada.
Soy un hombre difícil fácil de
usar
que confunde literatura y vida,
tan idénticas en corta medida…
que me asusta amor, dejarte
escapar.
Si para que amanezca tu sonrisa
anochecer con otro hombre
debieras,
lo acepto, aun con la rabia de
las fieras
que olisquean impacientes la
premisa.
¡Ah! Desvarío amor, pues ya solo
muero
por esta Cosa innata que se
mueve:
¡Oh! La tierra huele a mojado y
no llueve.
Te odio tanto que a veces creo
que te quiero,
Mas solo eres mía cuando no te
tengo.
¿Por qué huyes de lo que pides?
¿Por miedo?
Yo jamás te señalé con el dedo
porque amor, cuando tú vienes yo vengo.
Escucha estos delirios
sempiternos,
este eco oriundo que se
contradice,
esta inquietud indómita que dice
que estamos condenados a
querernos.
Y así, sin más poesía que la de
odiarnos
se bendice al menos lo que
persigo,
porque no veo más remedio contigo
ni más dicha que la de
soportarnos.
Esto es entre tú y yo, es cosa de
dos,
pero temo cuando crees en el mito
de los muertos, me asustas y lo
admito,
pues sé que el agobio es el peor
adiós.
Eh descubrí este blog por casualidad y te leo a menudo, cada vez me gusta mas su poesía, tiene usted un don especial para este complejo mundo de la poesía, siga así.
ResponderEliminarmuchas gracias, comentarios asi le animan a uno.
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